El Territorio
El territorio donde se ha producido tradicionalmente la “Torta del Casar” está situada en el centro de la provincia de Cáceres, englobando las comarcas de Llanos de Cáceres, Sierra de Fuentes y Montánchez.
Ocupa aproximadamente 400.000 ha. y engloba los términos municipales de Albalá, Alcuéscar, Aldea del Cano, Aliseda, Almoharín, Arroyo de la Luz, Arroyomolinos, Benquerencia, Botija, Brozas, Cáceres, Casar de Cáceres, Casas de Don Antonio, Garrovillas, Herreruela, Hinojal, La Cumbre, Malpartida de Cáceres, Monroy, Montánchez, Navas del Madroño, Plasenzuela, Ruanes, Salvatierra de Santiago, Santa Ana, Santa Marta de Magasca, Santiago del Campo, Sierra de Fuentes, Talaván, Torremocha, Torreorgaz, Torrequemada, Torre de Santa María, Valdefuentes, Valdemorales, Zarza de Montánchez.
Todas son dignas de visitarse, destacando Cáceres, ciudad Patrimonio de la Humanidad, Malpartida de Cáceres y su espectacular berrocal escenario de series de tronos y dragones, o Montánchez, atalaya de la zona y cuyo castillo vigila toda la llanura.
Clima
El clima es continental con veranos largos y calurosos e inviernos suaves y cortos, con una temperatura media anual entre 15º-18° C, pudiéndose superar los 40° en verano. Las lluvias, situadas entre los 300 ml. y los 500 ml., son irregulares y se concentran en la primavera y el otoño.
Orografía
La zona de producción se extiende al norte de la Sierra de San Pedro, límite con la provincia de Badajoz, y los ríos Magasca y Almonte al este y Tajo al norte. La zona geográfica forma una planicie esteparia surcada de noroeste a sudeste por la Sierra de Fuentes, con alturas comprendidas entre los 250 mts. y los 450 mts. Además de los cauces fluviales perimetrales ya indicados, existen otros cursos como el Salor y Ayuela, afluentes del Tajo, y el Guadiloba, afluente del Almonte.
Suelos
Los suelos son arenosos, franco arenosos, o arcillosos, de poca fertilidad y escaso espesor, originados por descomposición del subsuelo granítico, con frecuentes afloramientos rocosos, formando los llamados berrocales o barruecos, como el conocido de Malpartida de Cáceres. Los espacios aptos para el cultivo son escasos y la mayoría de la superficie se dedica al pastoreo de ovino.
Flora y fauna
En sus terrenos predominan los pastizales naturales y los cultivos de cereal de secano, intercalándose con zonas de encinares adehesados y arbustos.
La flora está fundamentalmente constituida por plantas herbáceas, con especies gramíneas (Gen. Poa, Festuca, Agrostis), leguminosas (Gen. Medicago y Trifolium) y compuestas, de gran valor nutritivo, pero escaso desarrollo. Existen también restos de vegetación arbustiva, especialmente en las zonas altas, tales como Genista, Aulaga y arbórea de tipo Quercus (encinas, chaparros, alcornoques).
El mayor contraste surge en el entorno de los riberos de los ríos, pasando bruscamente de la sequedad de los terrenos llanos a la frondosidad de cauces fluviales, cuyas laderas se cubren de encinas y acebuches.
Completa el medio una abundante fauna, entre la que destaca especialmente la presencia de múltiples aves.
Rutas milenarias
Las comarcas que componen la zona de demarcación geográfica de la Denominación de Origen Protegida Torta del Casar han estado vinculadas desde tiempos inmemorables a las practicas de la trashumancia y el pastoreo, actividades íntimamente relacionadas entre si y a nuestras comarcas.
Las primitivas vías migratorias fueron transformadas en primer termino en caminos de penetración de diversas culturas, como la fenicia, la romana, o la árabe. La calzada romana conocida como Vía de la Plata que recorre nuestras comarcas de norte a sur atravesando Casar de Cáceres, ha sido utilizada a lo largo de siglos, siendo regulada como camino de obligado uso para rebaños, como se detalla en el Fuero Juzgo y en las normas que regían al Honrado Concejo de la Mesta.
La presencia de rebaños establecidos en esta época un hecho constatado ya que conocemos que en 1291, mediante Privilegio Real establecido por el Rey Sancho IV, se otorga a la aldea del Casar una tierra adehesada de media legua de extensión, alrededor de la entonces importante aldea del Concejo de Cáceres, para que los ganaderos pudieran llevar libremente a pastar a sus ganados.
De la existencia de territorios parcos en recursos naturales se desprenden aprovechamientos ganaderos, especialmente de ovino. La presencia de rebaños establecidos desde la antigüedad es un hecho constatado, y ya en 1791 se recoge en la obra “Interrogatorios de la Real Audiencia. Extremadura al final de los tiempos modernos. Partido Judicial de Cáceres”, la existencia tanto del queso, que pagaba diezmos, como de las cabezas de ganado que producen la leche necesaria dedicadas fundamentalmente a la obtención de lana.
Sin embargo, la decadencia del valor de la lana hizo que las producciones de leche y queso cobrasen una creciente importancia, deviniendo la elaboración de Torta del Casar en un complemento fundamental de las economías de la zona geográfica.